UNIVERSIDAD DEL INFIERNO: marzo 2011

SI ESTAS LEYENDO ESTO DE UNA FUENTE EXTERNA Y NO APARECE TODO EL CONTENIDO INGRESA A www.universidaddelinfierno.tk

NOTA : ESTA RESEÑA SOBRE EL CONCIERTO DE IRON MAIDEN LA TOME POR MIS OVARIOS DEL DIARIO DE ORFEO XD .... JAJA NO LA VERDAD ES QUE PEDI AMI AMIGO QUE ME DEJARA PONERLA EN EL BLOG YA QUE SE HA FORMADO ALGUNA DESINFORMACION SOBRE LAS PARTICIPACIONES DE ALGUNAS BANDAS. USTEDES PUEDEN LEER LA RESEÑA TAMBIEN EN LA PAGINA DE EL DIARIO DE ORFEO : http://michaelorfeo.blogspot.com/ The Final Frontier Tour: La última frontera en vivo de Iron Maiden
Pocos son los conciertos que causan tanta expectativa en un servidor. Contados son los eventos que espero con tantas ansias como para acabarme las uñas de las manos y los pies, y la impaciencia sea tanta como para empezar a morder los dedos de los demás.
Puedo decir con confianza, que el viernes 18 de marzo, viví una experiencia inolvidable ¿La razón? Fui a ver por tercera vez consecutiva a Iron Maiden.

¿Qué tiene de interesante ver a una banda que ya he observado con anterioridad un par de veces? Tal vez sea difícil de comprender para algunos, para otros no tanto. Puede ser que por primera vez venían con un tour diferente a diferencia de las veces pasadas, podría ser que la gira con la que Iron Maiden venía, era para la promoción de mi disco favorito de la dama de hierro de sus últimas tres producciones. Es posible que la razón más poderosa de las antes mencionadas, es que, por primera vez en mi vida, iría a ver a Iron Maiden a unos cuantos metros de distancia, pues esta vez, los boletos adquiridos para el espectáculo, eran de pista.

En ocasiones anteriores no había podido ir a la pista por razones diversas. La primera fue que el dinero no era el suficiente para comprar mi boleto y el de mi hermano para pista, por lo que tuvimos que conformarnos con verlos desde gradas. La segunda vez fue una cuestión de mala suerte, pues creí que ninguno de mis amigos iría al concierto, y no quería estar solo esperando como idiota bajo el sol horas y horas para terminar jodidamente golpeado y pisoteado por toda la multitud; digo que fue una cuestión de mala fortuna pues después me enteré que uno de mis mejores amigos iría a la pista… que puta suerte la mía.

El tiempo se hacía cada vez más corto, y aunque al principio parecía una eternidad esperar por meses, al final solo era cuestión de horas para presenciar un magnífico evento. Díganme si no es prueba de mi devoción por la dama de hierro que yo haya adquirido mis boletos al primer día de iniciada la venta, cuando esa fecha estaba alejada por más de tres meses del día del concierto. Si eso no es suficiente para demostrar lo que les digo, súmenle que soy la persona más impaciente del mundo; una vez pretendía a una mujer, pero como ella no me dio el “sí” rápido, me busqué otra novia.

La moraleja es: No me gusta esperar. Aunque bueno, historias como esas tengo muchas, aunque serán para otro día. Terminé los 9 semestres de mi carrera, comencé el servicio social, pero sólo una cosa tenía en mente: Iron Maiden estaba cada vez más cerca. Las semanas parecían interminables, y las agujas del reloj se movían lentamente como nubes en un día sin viento. Un día cualquiera, sentado en mi escritorio, miré hacia mi derecha, observé mi calendario y finalmente ocurrió: Era 17 de marzo, y solo 24 horas me separaban de Iron Maiden. día llegó, 18 de marzo de 2011, el día que debió seguir de navidad (Bueno, no tanto así, pues de haber sido de esa manera, no habría podido ver a Deep Purple)n: Sí, me encanta presumir de los conciertos a los que voy. curiosamente , ese día recibí más llamadas al celular que el día de mi cumpleaños ¿Será porque vivo a unas cuadras del foro sol, lugar donde iba a ser el concierto? ¿Será porque a casi nadie le doy mi número de celular para que no estén jodiendo el día de mi cumpleaños? No lo sé, la cosa es que me sorprendió la cantidad de personas que me llamaron ese día. Incluso recibí mensajes de una chica a la que había conocido dos días antes ¿Casualidad? ¿Sex-appeal? No lo sé, lo único importante en ese momento era que me dirigía rumbo a un concierto inolvidable.

Me encontré con grandes amigos que disfrutan de la música tanto como yo, amantes del metal de corazón, de ese tipo de gente que no solo te agradan por ser fanáticos, sino por vivir experiencias con una intensidad tan similar a la propia que pareciera que los lazos consanguíneos son a veces más débiles que la fuerza de una gran amistad (pues a excepción de mi hermano, casi todos los contemporáneos a mí en mi familia, gustan del reggaetón, la banda, la academia, ventaneando, las telenovelas y todas esas cosas que me parecen vomitivas, nauseabundas, cagalistrosas y pendejas)
La espera se hizo cada vez más corta, y poco a poco las hordas de fanáticos se iban conglomerando cerca del estadio de beisbol-pista de carreras que se encuentra dentro de la Cd. Deportiva. Mientras algunos amigos ya estaban dentro, yo me encontraba afuera con personas de las que llevaba años sin saber de ellas. Las sorpresas cada vez se hacían más gratas, lo que indicaba que a medida que fuera corriendo el tiempo, el día solo podía estar destinado a mejorar. Entré y ya había una pequeña multitud frente al escenario, estaba en un lugar privilegiado, unos cuantos metros me separaban del escenario que ya estaba preparado para resonar por todo el estadio.

Por el acomodado de los instrumentos, era notable que una banda iba a iniciar el ritual de esa noche (que gracias a dios o a satán, no sería Godsmack), pocos eran los informados que sería “Maligno”, una banda mexicana del norte del país los que correrían con semejante honor. Los vi, los escuché, y con toda franqueza digo que no eran merecedores de tan enorme privilegio, pero todo es mejor a la hemorroide musical de Godsmack y el Nü metal en general.

Finalmente Maligno acabó con su tiempo y solo era cuestión de minutos para ver a la dama de hierro en persona una vez más. Un tema muy conocido para los amantes del rock y el metal comenzó a sonar: “Doctor, doctor” de UFO, un tema bien conocido por los fanáticos de la dama de hierro, pues en tiempos de Blaze Bayley, fue un cover que muchos de los fanáticos recordarían con cariño durante largo tiempo. Y por fin las luces se apagaron, en los parlantes comenzaron a retumbar los sonidos de tamboras que parecían haber enardecido al público lleno de júbilo y emoción el cual estalló al escuchar la voz de Bruce Dickinson, la primera canción comenzó y era oficial: Iron Maiden había regresado a tierras mexicanas.

The Final frontier fue el tema encargado de iniciar con una noche llena de fervor, pasión y emoción, pues los fanáticos de Iron Maiden alrededor del mundo son conocidos por su lealtad, así como por su amor por la agrupación. Nunca falta el zoquete que a días antes del concierto se queja del setlist, pero en ese momento, Iron Maiden justificaba de A a Z el por qué las canciones de esa noche y el por qué las canciones del álbum homónimo al tema iniciador fue durante algún tiempo el No. 1 en ventas en muchísimos países del mundo.

El dorado fue una de las canciones que mejor pude escuchar pero que no logré disfrutar del todo ¿La razón? La manada de mono titis que se encontraban en la pista ese día; pareciera que para esa raza de micos el gozar de un buen concierto implica empujarse como marabunta sin poder ver lo que ocurre en el escenario. A veces veo videos de otros países como Inglaterra, Italia, Alemania entre otros donde la gente estalla en algarabía pero siempre respetando a la persona de junto; a veces envidio mucho a esa clase de países.

Cuando la cosa se iba calmando un poco, comenzaron a sonar los acordes de uno de los grandes clásicos de la banda: 2 minutes to midnight, y la locura se apoderó de los testigos que se encontraban aquella noche en el recinto de la cervecería. La gente coreaba al unísono el clásico tema del álbum powerslave, único tema de dicho disco interpretado esa noche. De nuevo, “The Final frontier” tomó la rienda del setlist del concierto, pues dos temas (y puedo decir, dos de mis favoritos) se tocaron uno seguido del otro: The Talisman y Coming Home.

El primero con una muestra de todo el talento vocal que aún guarda Bruce Dickinson en sus cuerdas vocales las cuales, dicho sea de paso, dieron el 18 de marzo desde mi punto de vista su mejor actuación en México en los últimos tres conciertos. No estoy del todo seguro de esto, pues es la primera vez que me tocaba escuchar a la perfección toda ejecución de la banda porque ¿Ya les dije que estuve en la pista a metros apenas de la banda? La manta que se encontraba atrás de Nicko McBrain cambió, y dejó dilucidar una imagen de Eddie en un hábito de monje, lo que mandó una señal a los fanáticos: Dance of Death daba comienzo. Fue curioso que por primera vez en un concierto, atinara siempre a la canción que seguía, pero fue más curioso (por no decir risible) que escuché a alguien detrás de mi decir que seguía “the number of the beast” cuando la manta de la portada del Dance of Death apareció.

Quiero creer que era una de esas personas ebrias que te hacen la noche más divertida en los conciertos. La tela gigante detrás de la banda volvió a cambiar, y no necesitaron sonar las primeras notas de la canción para que los asistentes dejaran sonar un grito ensordecedor que estoy seguro, resonó a kilómetros a la redonda: Un Eddie con bandera inglesa en mano… era la hora de The Trooper. Bruce Dickinson enfundado en un traje clásico de soldado inglés agitaba con fuerza el lábaro de la tierra que lo vio nacer mientras la gente lo miraba sin perder pista de cada uno de sus pasos. Sonaron los primeros acordes del tema de apertura del álbum Brave New World, The Wicker man fue comenzada por Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers, haciendo de la jornada un suceso que pasaba a la historia, no solo porque la banda dejó toda su energía en el escenario, sino por callar la boca de los incrédulos, pues los temas elegidos por la agrupación para el concierto, habían sido no menos que excelentes. momento emotivo llegó a cargo de la canción escrita por Steve Harris.

En palabras de Bruce Dickinson, el mensaje de la hermandad que debía existir entre los seres humanos tanto en los mejores momentos como en las peores caídas fue escuchado por los miles de asistentes que atentos escucharon las palabras del cantante. Un aplauso para Japón, Libia y toda la gente alrededor del mundo que necesitara apoyo se hizo presente en el recinto, para dar paso a una canción totalmente ad hoc con el momento: Blood Brothers. La última canción interpretada de The Final Frontier sería la siguiente: When the wild wind blows, mi favorita personal junto con The Talisman de dicho álbum.

Era una de las canciones que con más ancias esperaba y escucharla fue todo un deleite para mí y mis oídos. De ahí en adelante sabía que comenzaría la cadena de clásicos para cerrar con broche de oro un evento memorable. Las luces se apagaron, pues era hora de sentir miedo a la obscuridad. Fear of the Dark sonó, y los coros de la gente no se hicieron esperar. Intro, versos, coro, e incluso solos fueron homenajeados por los fanáticos los cuales no dejaron de entonar cada una de las partes de uno de los más grandes clásicos de la banda. El momento para que Eddie hiciera acto de presencia había llegado ¿Y con qué canción es que lo hace? Claro, con la homónima a la banda “Iron Maiden” del álbum homónimo a la canción: Iron Maiden.

¿De quién era el concierto? ¡IRON FUCKING MAIDEN! Eddie entró en sus ya clásicas batallas con Janick Gers en medio de la ovación de cada una de las personas presentes para después retirarse y la banda con él. Era claro que el final estaba cerca, pero no ese no era el final. La gente pedía el regreso de la agrupación y la banda lo hizo en grande. Los versículos del libro de las revelaciones se escucharon en todo el foro sol y todos sabían lo que se aproximaba: The Number of the beast, la cual provocó que los fanáticos de la banda invocaran el número de la bestia en repetidas ocasiones, pues el 666 fue coreado por más de 40,000 enardecidos fieles a la dama de hierro. Hallowed be thy name sería la penúltima canción de la noche, y una canción gloriosa para tan gloriosa noche era lo más adecuado. Una emoción inexplicable en palabras inundaba mi ser, pues sabía que el final estaba cerca pero estaba satisfecho con tan portentosa exhibición de energía y maestría.

Pensé que el concierto había terminado, pero Running Free fue la sorpresa final de la noche para mi, y con dicho tema, el concierto de Iron Maiden terminaría, pero no con ella mi euforia por tan tremendo evento. Bruce Dickinson dijo que The Final Frontier no sería el último disco de la dama de hierro y creo en sus palabras, quiero creerlas también, pues dijo que no sería la última vez que los veríamos en tierras aztecas, y cuando llegue el día de ver de nuevo a Iron Maiden, se que estaré ahí para agotar mi cuerpo, gastar mi garganta y saciar mis ansias hasta la siguiente vez que aparezcan por estos lares.