Bienvenidos a esta locura mistica donde encontraremos poemas, amigos, rock, buena vibra, y una que otra cosa que se nos vaya ocurriendo. que disfruten su paseo por este lugar y esperamos su colaboracion. GRACIAS ETERNAS A TODOS LOS QUE COLABORAN Y FORMAN PARTE DE ESTE GRAN SUEÑO QUE YA ES UNA REALIDAD LLAMADO UNIVERSIDAD DEL INFIERNO. Y TAMBIEN GRACIAS A ROCKURMEX.
¿PORQUE UNIVERSIDAD DEL INFIERNO?

Simple. Desde siempre la sociedad ha menospreciado a los rockeros por su forma de vestir y de ser,y los fanaticos religiosos nos condenan al fuego eterno por el simple hecho de no ser como ellos. El nombre es un chiste, una comedia, una burla a las mentes adoctrinadas que todavia piensan que rock es sinonimo de malo. LA UNIVERSIDAD DEL INFIERNO ES UN ESPACIO DONDE CONVERGE EL ROCK, LA CULTURA Y EL MUNDO DESDE NUESTRA PERPECTIVA. ES UN ESPACIO PARA MENTES INQUIETAS Y BIEN ROCKANROLERAS.

miércoles, 20 de abril de 2011


LAS FLORES DEL MAL ( CHARLES BAUDELAIRE )



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CHARLES BAUDELAIRE






I.- LA DESTRUCCION



El demonio se agita a mi lado sin cesar;flota a mi alrededor cual aire impalpable;lo respiro, siento como quema mi pulmóny lo llena de un deseo eterno y culpable.A veces toma, conocedor de mi amor al arte,la forma de la más seductora mujer,y bajo especiales pretextos hipócritasacostumbra mi gusto a nefandos placeres.Así me conduce, lejos de la mirada de Dios,jadeante y destrozado de fatiga, al centrode las llanuras del hastío, profundas y desiertas,y lanza a mis ojos, llenos de confusión,sucias vestiduras, heridas abiertas,¡y el aderezo sangriento de la destrucción!IIUNA MARTIRDibujo de un maestro desconocidoEn medio de frascos, telas sedosas,y muebles voluptuosos,de mármoles, pinturas, ropas perfumadas,que arrastran los pliegues suntuosos,en una alcoba tibia como en un invernadero,donde el aire es peligroso y fatal,dónde lánguidas flores en sus ataúdes de cristalexhalan su suspiro postrero,un cadáver sin cabeza derrama, como un río,en la almohada empapada,una sangre roja y viva, que la tela bebecon la misma avidez que un prado.Parecida a las tétricas visiones que engendra la oscuridady que nos encadenan los ojos,la cabeza, con la masa de su crin sombreada,y de sus joyas preciosas,en la mesilla de noche, como una planta acuática,reposa, y, vacía de pensamientos,una mirada vaga y blanca como el crepúsculoescapa de sus ojos extraviados.En el lecho, el tronco desnudo, sin pudor,en el más completo abandono, muestrael secreto esplendor y la belleza fatalque la naturaleza le donó.Una media rosada, adornada con hilo de oro, en la piernaha quedado cual recuerdo.La liga, al igual que un ojo secreto que llamea,lanza una mirada diamantina.El singular aspecto de esta soledady de un gran retrato voluptuoso,de ojos provocativos como su actitudrevela un amor tenebroso,una culpable alegría y fiestas extrañas,llenas de besos infernales,que regocijarán a los ángeles malosnadando entre cortinas y chales.Sin embargo, al ver la esbeltez elegantedel hombro y su trazo quebrado,la cadera levemente afilada, y la cintura ágillo mismo que un reptil irritado, se advierteque ella es joven aún. -Su alma exasperaday sus sentidos mordidos por el tedio,¿se habían entregado a la jauría enfurecidade deseos errantes y perdidos?El hombre vengativo al que no pudiste, viviendo,a pesar de tanto amor, aplacar,¿sació en tu carne, inerte y complaciente,toda la inmensidad de su deseo?¡Responde, cádaver impuro! ¿Por tus rígidas trenzaste levantó con brazo febril?Dime, cabeza horrible, ¿en tus fríos dienteshay aún sus últimos adioses?-Lejos del mundo burlón, lejos de la multitud impura,lejos del magistrado curioso,duerme en paz, duerme en paz, extraña criatura,en tu sepulcro misterioso;tu esposo corre el mundo, y tu forma inmortalvela junto a él cuando duerme;lo mismo que tú sin duda te será fiely constante hasta la muerte. IIIMUJERES CONDENADASComo un rebaño pensativo sobre la arena acostadas,entornan los ojos hacia el horizonte marino,y sus pies que se buscan y sus manos enlazadastienen dulces languideces, amargos escalofríos.Unas, corazones que aman las largas confidencias,en el corazón de los bosques y junto a los arroyos,deletrean el amor de las tímidas infanciasy marcan en el tronco los jóvenes arbolillos;otras, como hermanas, andan lentas, graves,a través de las rocas llenas de apariciones,donde san Antonio vio surgir como lavas,desnudo el seno, a sus purpúreas tentaciones.Las hay que a la lumbre de resinas goteantes,en el hueco mudo de los viejos antros paganos,te llaman en socorro de sus fiebres aullantes,¡oh Baco, adormecedor de viejos remordimientos!Y otras, cuya garganta gusta de escapularios,que, ocultando un látigo bajo sus largos vestidos,mezclan en la noche oscura y los bosques solitariosespuma del placer y lágrimas de la tortura.¡Oh vírgenes, oh demonios, oh monstruos, oh mártires!,grandes espíritus negadores de la realidad,buscadores de lo infinito, devotos y sátiros,ora llenos de furor, ora llenos de llanto,vosotras, a las que en vuestro infierno mi alma os [ha seguido,pobres hermanas, os amo tanto como os compadezcopor vuestras dolorosas tristezas, vuestra sed no saciada,y las urnas de amor que llenan vuestro corazón.IVLAS DOS BUENAS HERMANASLa Licencia y la Muerte son dos buenas muchachas,pródigas de sus besos y ricas en salud;su flanco siempre virgen y cubierto de hilachas,con la eterna labor jamás ha dado a luz.Al poeta siniestro, enemigo del hogar,favorito del infierno, cortesano sin más,tumbas y lupanares le muestran tras su valladoun lecho que el remordimiento no frecuenta jamás.Y el ataúd y la alcoba con grandes blasfemiasnos ofrecen alternando como buenas hermanasterribles placeres y horribles deleites.¿Cuándo quieres enterrarme, Vicio de brazos inmundos?Muerte, su rival en atractivos, ¿cuándo vendrása plantar tus negros cipreses sobre sus mirtos fétidos?VLA FUENTE DE SANGREA veces siento mi sangre correr en oleadas,lo mismo que una fuente de rítmicos sollozos;la oigo correr en largos murmullos,pero en vano me palpo para encontrar la herida.A través de la ciudad, como un campo cerrado,va transformando las piedras en islotes,saciando la sed de cada criatura,y coloreando en rojo toda la natura.A menudo he pedido a estos vinosaplacar por un solo día el terror que me roe;el vino torna el mirar más claro y el oído más fino.He buscado en el amor un sueño de olvido;pero el amor no es para mí sino un colchón de alfileres,hecho para dar de beber a esas crueles mujeres.VIALEGORIAEs hermosa mujer, de buena figura,que arrastra en el vino su cabellera.Las garras del amor, los venenos del garito,todo resbala y se embota en su piel de granito.Se ríe de la Muerte y desprecia la Lujuria,y ambas, que todo inmolan a su ferocidad,han respetado siempre en su juego salvaje,de ese cuerpo firme y derecho la ruda majestad.Anda como una diosa y reposa como una sultana;tiene por el placer una fe mahometana,y en sus brazos abiertos que llenan sus senosatrae con la mirada a toda la raza humana.Ella cree, ella sabe, ¡doncella infecunda!,necesaria no obstante a la marcha del mundo,que la belleza del cuerpo es sublime don,que de toda infamia asegura el perdón.Ignora el infierno igual que el purgatorio,y cuando llegue la hora de entrar en la noche negra,mirará de la Muerte el rostro,como un recién nacido, sin odio ni remordimiento.VIILA BEATRIZEn terrenos de ceniza, calcinados, sin verdores,mientras me lamentaba un día a Naturaleza,y mi pensamiento vagaba al azar,sintiendo en mi corazón clavarse el puñal,vi, en pleno mediodía, descender sobre mi cabezauna oscura nube grande y tempestuosa,que llevaba un rebaño de viciosos demonios,parecidos a enanos crueles y curiosos.Pusiéronse a contemplarme fríamentey, como hablando de algún loco que pasa,les oía reír y murmurar entre sí,y cambiar más de un guiño y más de un ademán.«Contemplemos a gusto esta caricatura,esta sombra de Hamlet que imita su gesto,la mirada indecisa y los cabellos al viento,¿no da pena ver a ese vividor,ese vago, ese histrión sin teatro, ese gracioso,que porque sabe representar con arte su papel,quiere interesar con sus cantos de dolora las águilas, grillos, arroyos y flores,e incluso a nosotros, autores de estas viejas rimas,y recitarnos a gritos sus públicas parrafadas? »Hubiera podido (mi orgullo, alto como el monte,domina la nube y el clamor de los demonios)volver simplemente mi cabeza serena,si no hubiese entre su tropa obscena,¡crimen que no hizo tambalear al sol!,la reina de mi corazón, de mirada sin igual,que se reía con ellos de mi sombría tristezay les hacía, a veces, alguna sucia caricia.VIIIUN VIAJE A CYTEREAMi corazón, como un pájaro, revoloteaba feliz,y volaba libremente alrededor de las cuerdas;el navío corría bajo un cielo sin nubes,como ángel embriagado de un sol radiante.¿Qué isla es ésta tan negra y triste?- Es Cyterea,nos dicen, un país famoso en las canciones,Eldorado trivial de todos los solterones.Mirad, después de todo es una pobre tierra.-¡Isla de dulces secretos y de fiestas del corazón!De la antigua Venus el soberbio fantasma,más allá de tus mares flota como un aroma,y llena los espíritus de amor y languidez.Bella isla de verdes mirtos, llena de capullos en flor,siempre venerada por todas las naciones,donde los suspiros de amantes corazonesavanzan como el incienso por jardines de rosaso el eterno arrullo de la paloma torcaz.-Cyterea no era más que una tierra pobre,un desierto rocoso turbado por gritos feroces.¡Sin embargo, presentía yo allí algo singular!Aquello no era un templo de sombras selváticas,donde la joven sacerdotisa, eterna enamorada de las flores,iba, el cuerpo ardiente por calores secretos,entreabriendo sus ropas a las brisas ligeras;pero, he aquí que rozando la costa el bauprés,al asustar los pajáros con nuestras velas blancas,pudimos ver que era un patíbulo de tres zancas,destacado en el cielo, negro como un ciprés.Las aves rapaces, posadas en su cumbre,destrozaban con furia a un ahorcado ya podrido:cada una hundía, como un clavo, su impuro picoen los rincones sangrientos de aquella podredumbre.Eran los ojos agujeros, y del vientre desfondadolos gruesos intestinos caían sobre los muslos;y sus verdugos, ahítos de espantosas delicias,a picotazos lo habían castrado por completo.Bajo los pies, una manada de celosos cuadrúpedoslevantado el hocico, merodeaba;una bestia más grande se agitaba en el centro,como un verdugo rodeado de auxiliares.¡Oh habitante de Cyterea, de un cielo tan hermoso,silenciosamente sufrías estos insultosen una expiación de tus infames cultos,y los pecados que te impidieron el descanso eterno!¡Ridículo ahorcado, tus dolores son los míos!Yo sentí, a la vista de tus miembros flotantes,como un vómito subir hasta mis dientesel largo río de hiel de mis antiguos dolores.Ante ti, pobre diablo, tan caro de recordar,sentí todos los picos y todos los mordiscosde los cuervos fieros y de las panteras negras,que antaño tanto gozaban en machacar mi carne.El cielo estaba embrujado, la mar en calma;para mí todo era negro y sangriento para siempre,¡ay!, y tenía, como en un espeso sudario,el corazón amortajado en esta alegoría.En tu isla, oh Venus, no encontré en mi viajemás que un patíbulo simbólico donde colgaba mi imagen...-¡Oh Señor! Dame la fuerza y el coraje¡de contemplar mi cuerpo y mi alma sin asco!IXEL AMOR Y EL CRANEOViñeta antiguaEl amor está sentado en el cráneode la Humanidad,y desde este trono, el profanode risa desvergonzada,sopla alegremente redondas pompasque suben en el aire,como para alcanzar los mundosen el corazón del éter.El globo luminoso y frágiltoma un gran impulso,estalla y exhala su alma delicada,como un sueño de oro.Y oigo el cráneo a cada burbujarogar y gemir:-Este juego feroz y ridículo,¿cuándo acabará?Pues lo que tu boca cruelesparce en el aire,monstruo asesino, es mi cerebro,¡mi sangre y mi carne!Pep Cardona. Noviembre 1996. Palma de Mallorca.






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